por Alexander Espinoza y Jhenny Rivas
Fuente: El Mercurio Legal. Viernes, 06 de marzo de 2020 a las 11:58 https://www.elmercurio.com/legal/movil/detalle.aspx?Id=907906&Path=/0D/DA/
“Su misión, Jim, … será… “
La frase introductoria
de la serie de espionaje emitida entre 1967 y 1973, contenía una descripción de
un problema urgente que debía ser resuelto por el Agente. En nuestro caso, la
misión consiste en incorporar al aula de clases un método de
aprendizaje más orientado a adquirir las competencias y habilidades
indispensables para el ejercicio de la profesión.
En pocos años, el número de publicaciones especializadas en el desarrollo
de pedagogías activo-participativas para el estudio del derecho es por sí mismo
una clara demostración del grado de aceptación que han alcanzado. La búsqueda de medios alternativos para la
enseñanza del derecho se afirma en el reconocimiento de un importante déficit
en las competencias que se requieren para ejercicio de la profesión. La idea de
que, para realizar con éxito una función determinada se requieren conocimientos,
actitudes y habilidades, ha logrado desplazar – por lo menos en teoría
– la formación tradicional centrada únicamente en conocimientos.
En líneas generales, el método de casos, desarrollado sobre el diseño original de las escuelas de derecho norteamericanas, se ha convertido en un factor determinante de la calidad de la formación de los juristas en nuestro sistema continental. En 1986 Groβfeld escribía en Alemania sobre la miseria del estudio del derecho (das Elend des Jurastudiums). Mientras que en otras carreras ya había sido eliminada, en derecho la clase magistral (Vorlesung) aún mantenía una posición central. En Trier, por ejemplo, se distinguía entre la “clase magistral”, que era la regla general, frente a alguna “clase magistral con discusión”. En 1998 el Ministerio de Justicia alemán decretaba la reforma de la formación universitaria en derecho. Se impulsaba la consigna del fin de la clase magistral en eventos de masa y la orientación hacia un sistema de cursos interactivo. Con ello se hacía referencia a cursos pequeños en las clases de ejercicios (Übungen), prácticas, seminarios y coloquios.
En Chile, la inclusión
de modelos educativos basados en el sistema de créditos transferibles ha
implicado un replanteamiento pedagógico dirigido a producir en el alumnado un
desarrollo de competencias, en términos de habilidades y capacidades. Desde el
punto de vista de las metodologías docentes, se procura superar el modelo
clásico de manual expositivo, planteando actividades participativas, estudio de
casos, aprendizaje activo basado en problemas y, en definitiva, un material
interactivo para un aprendizaje dinámico. La innovación en las metodologías
docentes y la incorporación de tecnologías de información y comunicación recibe
ahora un impulso institucional de las propias universidades.
“… si usted decide
aceptarla,”
En la serie de Misión imposible se advertía al Agente acerca de la dificultad, o más bien, de la imposibilidad de la misión encomendada, por lo que su aceptación sólo podía ser voluntaria. En nuestro caso, toda esta evolución, que afirma la necesidad de un aprendizaje práctico, contrasta con la escasa oferta de materiales didácticos. Podemos citar en el entorno nacional algunas obras especializadas en el estudio de casos, por ejemplo, en derecho penal (Vargas, 2018), en derecho privado (Álvarez, 2014; Zavala 2016; Barrientos, 2018; Barrientos, 2019) y público (Fermandois & Muñoz, 2008; Carrasco 2018) e incluso compendios de varias disciplinas (Arias, et all, 2012), mientras que son más frecuentes las publicaciones sobre jurisprudencia destacada y sus comentarios. Es decir que, paradójicamente, la defensa del trabajo práctico aún tiene un carácter teórico. Corresponde al docente, dejar de lado el manual y construir su propio portafolio de casos, pero con el riesgo de asumir una postura disidente del contenido establecido en el programa de la asignatura.
“Este mensaje
se autodestruirá en cinco segundos”
A la imposibilidad de la misión se suma que el agente actúa como único responsable: “… si usted o algún miembro de su equipo es capturado o muerto, la Secretaría negará tener conocimiento de sus acciones.” Pero en nuestro caso, el éxito del proyecto no sólo depende del docente, sino también del compromiso de la Universidad y de los estudiantes, quienes pondrán a prueba su capacidad de adaptación a la nueva forma de trabajo y deberán aportar un esfuerzo mayor. Los factores que impiden o dificultan el buen funcionamiento de estas actividades pueden estar referidos a la falta de interés de estudiantes, cuya motivación sólo reside en la obtención de la nota de aprobación; el comportamiento pasivo y anónimo en el grupo, mientras que, por el contrario, el éxito de la misma depende de una asistencia regular al curso, a través de una participación activa en el ejercicio, aportando ideas para la resolución del caso y del desarrollo autónomo e independiente de las tareas propuestas.
El estudiante es el
principal responsable de su aprendizaje, ejerciendo sus competencias para
aprender leyendo, investigando, experimentando, interactuando con el medio,
integrando el conocimiento nuevo con aprendizajes anteriores. De tal forma,
pueden ser determinantes nuevos elementos, tales como la motivación, la
convicción sobre la importancia del cambio de metodología y la disposición a
prestar el grado de dedicación y esfuerzo que requiere esta forma de aprendizaje.
Un riesgo adicional
proviene sin embargo de la frustración expresada en la frase: “no hemos
aprendido nada.” El estudiante, acostumbrado a valorar la cantidad de megabytes
de información que es capaz de retener en su memoria, no podrá apreciar la
importancia de adquirir el software académico, es decir las
habilidades y competencias para resolver problemas. Aún está lejos el joven
aprendiz del derecho, acostumbrado al relato no conflictivo del manual de
estudios, de la sabiduría y madurez, que el filósofo resumía en la expresión: “sólo
sé que nada sé.”
Por todo esto, las
nuevas herramientas pedagógicas pueden llegar a convertirse en una verdadera misión
imposible.