PetróleoLa reciente visita oficial a Chile del Canciller de Irán, Mohammad Javad Zarif, se explica por la necesidad del régimen de utilizar la vía abierta tras el fin de las sanciones económicas impuestas por Naciones Unidas, de reconstruir los lazos económicos y forjar nuevas alianzas.

De hecho, fue la primera visita a la República de Chile desde el advenimiento de la Revolución de 1979.

El regreso de Irán a la comunidad internacional, posterior a su compromiso de abandonar la energía nuclear como arma de disuasión, es una grata noticia.

La firma de acuerdos comerciales beneficiará a la industria exportadora chilena, mejorando la balanza de pagos.

También para restar apoyos -o al menos ‘equilibrar la cancha’- en la relación bilateral con Bolivia, que lo ayudó a sortear el embargo de Naciones Unidas y que, en reciprocidad, la aAntonio Muñozpoya en sus reivindicaciones territoriales contra Chile.

Pero no se deben desatender aspectos con los que Irán no tiene gran apego. Sus posturas muestran débiles o inexistentes compromisos con aspectos claves para la comunidad internacional en materia de derechos humanos, como la pena de muerte, el trato a las minorías, la libertad religiosa, la situación de mujeres y menores, las diatribas bélicas y vengativas contra el Estado de Israel, o su participación discreta en Siria y Afganistán.

Todos estos temas, de forma velada y con la habilidad diplomática del anfitrión, debieron haber sido parte de la agenda de una visita que, por incómoda que se le haya calificado, sin duda será otro peldaño más en la forja de lo que se denominara alianza de civilizaciones en el nuevo milenio.

 Dr. Antonio Muñoz, Instituto de Investigaciones en Derecho, Universidad Autónoma de Chile.

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