fotomuralLa congestión vehicular es uno de los factores con mayor incidencia en la mala calidad del aire y las condiciones ventilación en varias ciudades de nuestro país. Hoy la política pública al parecer no aborda estos temas con un enfoque estructural de largo plazo. Las últimas medidas propuestas que conocemos promueven la restricción permanente como la gran vía de escape para corrección de una externalidad negativa tan compleja para la sociedad y salud de los ciudadanos como la contaminación ambiental, sin embargo, evidencia internacional muestra que la aplicación de medidas similares aumenta el parque automotriz, ya que familias y sobre todo empresas se ven motivadas a adquirir más vehículos, tomamos nota del tema y surge la brillante idea, para flexibilizar la restricción permanente, el cobro de “un pase diario” que permitiría a conductores circular pagando un permiso, siempre que no exista emergencia ambiental.

Humberto SalasEconómicamente llamamos a este proceso comercialización de derechos de emisión, que si se aplica bien, permite controlar la contaminación, pues el agente regulador asigna los permisos y estudia técnicamente los costos de oportunidad ambientales asociados a este cobro así como el impacto en el bienestar social. Lo anterior no existe en el planteamiento de la propuesta. En consecuencia, el cobro como está diseñado, es más bien comparable con las arcaicas “indulgencias”, pues se remite solo a un pago por contaminar y es más bien de carácter coyuntural. Entonces, ¿qué temas esperaríamos se afronten en las propuestas de lago plazo? Por ejemplo, mejoras estructurales en la eficiencia y calidad del trasporte público que hoy es precario, gestión inteligente de estacionamientos en zonas céntricas para reducir polución y mayores recursos para fiscalización de la ley vigente, desincentivarían el uso del automóvil y contribuirían en mayor medida a mitigar indicadores de polución.

Humberto Salas Jara, Docente Facultad de Administración y Negocios Universidad de Autónoma de Chile

 

 

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  • Por si le resulta interesante:

    GreenDrone City es un proyecto de ciudad sin inversión térmica, que es la principal responsable del estancamiento del aire contaminado en ciudades como Santiago de Chile.

    La inversión térmica es una determinada situación atmosférica, caracterizada porque la temperatura del aire aumenta con la altura.

    En una ciudad, esto se traduce en que la temperatura que tenemos en las calles es más baja que la que tenemos varias decenas de metros por encima nuestro.

    Esta temperatura fría del aire, lo hace más denso, por lo que no puede ascender por convección y no se renueva. Además, todos los contaminantes provienen de emisiones en capas bajas, por lo que el aire estancado se satura de partículas contaminantes.

    Cuando no tenemos la inversión térmica, el aire de nuestras calles es más cálido que el superior, y las corrientes de convección se encargan de expulsar los contaminantes y de renovar el aire.

    Está claro, que si el aire de nuestras calles estuviera de manera constante, más cálido que el superior, la calidad del aire no presentaría los niveles de contaminación a los que estamos acostumbrados.

    Pero la inversión térmica nos condena a vivir bajo un aire de pésima calidad, muy perjudicial para nuestra salud, y la de todo ser vivo que lo respire.

    Lo sorprendente es que la inversión térmica, no es más que una capa de aire relativamente delgada, donde la diferencia térmica, oscila entre 2 y 5 grados centígrados (Celsius). Y eso es lo que tapona la salida del aire contaminado.

    No se trata de un tapón de hormigón, ni de corcho, ni de plástico, ni si quiera de papel,…, se trata de un tapón de aire. De una fina capa de aire, que la única propiedad que la convierte en tapón, es su pequeña diferencia de temperatura, algo más cálida que la que tiene por debajo.

    Por esto, en GreenDrone City, lo que se propone es calentar el aire de las ciudades en determinados puntos, para crear zonas donde las corrientes térmicas cargadas de contaminantes, se eleven para romper esa fina capa de aire (para superar ligeramente su temperatura), y que una vez la superen, sean dirigidas hacia donde las corrientes de la subsidencia anticiclónica las conduzcan, que será hacia donde se encuentre una zona de bajas presiones, para allí, seguir ascendiendo.

    Y en lo que consiste GreenDrone City, es en una ordenación urbanística de unos termoventiladores integrados en elementos arquitectónicos, que garantice el calentamiento de un volumen de aire, capaz de romper la inversión térmica, es decir, alcanzar una temperatura que supere al de la famosa fina capa de aire, o lo que es lo mismo, calentar ese aire de 2 a 5 grados centígrados.

    Como el volumen de aire a calentar es grande, podemos pensar que el coste para llevar a cabo el proyecto debe ser grande. Pero no es así.

    Suponiendo que queremos ventilar una ciudad como Santiago de Chile, por un agujero de 1.000 hectáreas, para una diferencia de 5ºC, con una altura de 300 metros, y 100 días de funcionamiento, el coste anual de consumo energético sería de 80 millones de dólares. Si sólo son 2,5ºC, sólo serían 40,….. Y la salud de los santiaguinos,…., no tiene precio!!!

    Pueden ver un experimento en este enlace a youtube

    https://www.youtube.com/watch?v=2ka6zHLSp8Y

    Esperando que sea de su interés, reciban un cordial saludo.

    Atentamente, Luis Sartorius

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